Camino por la calle con una guitarra. Me pregunto cuanto tiempo llevo caminando con una guitarra al hombro por las calles. 13, 12, no 18 años. Llevo más caminando con ella que sin ella. He tenido temporadas de que me acompañase todos los días, he pasado meses sin ella. He intentado olvidarla y sustuirla sin éxito, hasta que comprendí que no tiene por que darme de comer. Es solo mi vocación, lo que alimenta mis sueños.
Hoy toco en un sitio grande, de esos en los que hubiera matado por tocar cuando empece. Y esta tarde ha sido la vez en la que menos he ensayado. Este es mi concierto menos nerviosa, ya que voy de banda sonora , de compañía accidental.
Pero voy a permitirme disfrutar de esto. Por primera vez pienso mirar desde lo alto del escalón hacia abajo en vez de obligarme a buscar el siguiente y planear el nuevo difícil ascenso.
Ahora que lo pienso, ni siquiera he llamado a nadie para contárselo.
Esta es mía.