Entrábamos con unas bolsas del supermercado a casa mi amiga E y yo, que aún no conocía a mi gata, la peluda.
Nada más entrar la gata la miraba con desconfianza.
- No te preocupes.- dijo mi amiga E mirando a la peluda.- Yo no voy a quedarme a vivir aquí.
Aún me estoy riendo.
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