Durante estas pocas semanas de vuelta de tuerca vital, he vivido cerca varios shows protagonizados por personas que no tenían nada que ver con lo que ahora es mi prioridad vital: estar bien, cuidar de mi madre, cuidar de mi familia.
Me divierte de alguna manera, porque en realidad ahora todo es tan crítico que percibo la realidad con una calma que habitualmente no disfruto (aunque también la ira y la tristeza me secuestran por momentos).
He visto el show de lágrimas de personas ajenas a la situación, shows de personas cercanas que han montado verdaderos espectáculos simplemente para poder llegar de una ciudad a otra, shows de personas que tienen problemas con otras personas y han intentado (con ningún éxito) que yo mediase en situaciones que no tenían ninguna relación con mis prioridades. En estas situaciones solo comunico lo mejor que puedo que lo siento, que no puedo hacerme cargo y que mi espacio está en otro lugar. Y siempre me he disculpado si he reconectado con mi dolor o mi rabia.
Pero tu show... En fin tu show... Cómo decirlo con suavidad...
En este momento o estás conmigo, ayudándome a estar bien, cuidar de mi madre o cuidar de mi familia, o estás contra mí. Y tu show no era necesario en absoluto, porque ya no eres parte de mi vida, ni de mis emociones. Es fácil pisar a quien está caído.
Afortunadamente con mi semanas de vuelta de tuerca vital, tengo mis prioridades: estar bien, cuidar de mi madre, cuidar de mi familia. Frases que repito como un mantra.
Ahora con la serenidad de este momento te llamo aquello que no pude llamarte el sábado noche, cuando tu yoísmo y tu soberbia estupidez te hicieron comportarte como lo que eres: una cobarde.
Me divierte de alguna manera, porque en realidad ahora todo es tan crítico que percibo la realidad con una calma que habitualmente no disfruto (aunque también la ira y la tristeza me secuestran por momentos).
He visto el show de lágrimas de personas ajenas a la situación, shows de personas cercanas que han montado verdaderos espectáculos simplemente para poder llegar de una ciudad a otra, shows de personas que tienen problemas con otras personas y han intentado (con ningún éxito) que yo mediase en situaciones que no tenían ninguna relación con mis prioridades. En estas situaciones solo comunico lo mejor que puedo que lo siento, que no puedo hacerme cargo y que mi espacio está en otro lugar. Y siempre me he disculpado si he reconectado con mi dolor o mi rabia.
Pero tu show... En fin tu show... Cómo decirlo con suavidad...
En este momento o estás conmigo, ayudándome a estar bien, cuidar de mi madre o cuidar de mi familia, o estás contra mí. Y tu show no era necesario en absoluto, porque ya no eres parte de mi vida, ni de mis emociones. Es fácil pisar a quien está caído.
Afortunadamente con mi semanas de vuelta de tuerca vital, tengo mis prioridades: estar bien, cuidar de mi madre, cuidar de mi familia. Frases que repito como un mantra.
Ahora con la serenidad de este momento te llamo aquello que no pude llamarte el sábado noche, cuando tu yoísmo y tu soberbia estupidez te hicieron comportarte como lo que eres: una cobarde.
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