Para construir un buen personaje de ficción debemos añadir un pasado interesante y varias características específicas en cuanto a la indumentaria, los gustos o las manías.
Si yo fuese un buen personaje de ficción podría inventar un pasado que no contaría. El resto tiene más o menos que ver con lo que soy: mi alergia a las faldas y a los paraguas y un Red Bull siempre en la mano. No porque necesite la energía que me haga volar, sino porque su sabor me recuerda vagamente al Clamoxil de cuando estaba enferma de niña.
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