Hay que masticar cristales para conocer hasta qué punto importa, hasta dónde has dejado entrar, hasta dónde no controlas la situación.
Hay que comer esquirlas. Hay que cerrar los ojos. Hay que apretar los puños. Hay que permitir que el miedo se apodere completamente de ti.
Entonces admitirás que ya estás perdida.
Entonces comenzarás a disfrutarlo, en vez de luchar contra ello.
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