Es difícil juntar a cuatro personas diferentes, con historias diferentes, ideas diferentes para que ,conjuntamente, expresen una misma cosa.
Es difícil cuando la música no se puede contar en palabras y quizá se producen malentendidos. Cuando pocos músicos se comprometen en serio, cuando cuesta tanto encontrar compañeros de viaje. Cuando supone horas y horas de repetición incansable, muchas veces con escasos resultados.
Pero hay días en los que los cuatro pensamos y tocamos como si fuésemos uno solo. Expresando los mismos sentimientos, con igual intensidad en cada parte, como si nos guiara una única intención en el laberinto de notas.
Es difícil pero sucede. Y, cuando sucede, es maravilloso.
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