domingo, junio 27, 2004

"Grrru, grrrru...". Nos ha despertado el glogló de un palomo cantor a las ocho esta mañana. El pobre tan sólo obedece a la llamada de la naturaleza: yo toco la guitarra para ligar y él canta su glogló, los dos con la intención de que la hembra se acerque. Han decidido anidar en la unidad externa de nuestro recién instalado aire acondicionado, que, como dice el anuncio, no hace ruido. Pero nadie nos habló del palomar de serie.
"Grrru, grrru". Y ella ha salido a la ventana gritando que iba a llamar al 010. "Para que se lleven a las palomas", decía aún entre sueños, "eso o me lío a tiros con la pistola de aire comprimido!".
Entonces, ella le ha gritado que se callara y le ha mirado fijamente a sus ojos de palomo cantor. Y no sé cómo el palomo ha entendido que sería mejor dejar el ligue para una hora más tardía.
El silencio sólo se ha interrumpido por los silbidos y aplausos de los obreros del edificio de enfrente. En ese momento mi novia se ha dado cuenta de que estaba desnuda.

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