Supongo que ir al psicólogo es iniciar un largo camino en la oscuridad en el que a ratos intuyes los objetos con los que te golpeas en ese viaje a tientas; en los que de repente hay un rayo que ilumina todo el paisaje, que permite ver el conjunto unos segundos; en los que una lúgubre linternita muestra los bordes escasas veces.
Un día algo ha cambiado. Tampoco sabría decir el qué o cómo o por qué. Pero las respuestas ante las mismas situaciones han variado totalmente y por tanto se desencadenan nuevos acontecimientos ante los mismos estímulos.
Asumo mi responsabilidad en lo que me sucede. Actúo en consecuencia, respetándome y por tanto, haciendo respetar mis propios límites. Mi propia enseñanza, en ese camino en la oscuridad es esa. Que las modificaciones y la responsabilidad la debo asumir sobre mis actos, no sobre los ajenos. Y que exclusivamente de mí depende muchos sucesos que voy a vivir. No el vivirlos con alegría o con optimismo, sino poniendo dosis de realidad y de resolución en mi vida.