viernes, abril 30, 2004

Un compañero de trabajo venezolano (haciéndose el interesante):
- Ustedes, las mujeres son la cosa más bella que hizo Dios en la tierra.
- Estoy totalmente de acuerdo contigo.

Carcajadas. Al tipo se le olvidó que a mí también me gustan las mujeres.

Acto seguido la típica pregunta:
- Pero a usted le dan morbo las mujeres? yo lo imagino más del tipo "rosita", más amistad, compañía.
- Claro, sólo nos miramos a los ojos y pasamos las noches suspirando lánguidamente. Pues claro que me ponen las tías, si no, estaría con un hombre.
Como siempre la eterna pregunta. Vamos a ver, si quisiera compañía me compraría un perrito. Pero no es únicamente ESO lo que busco en mi novia.
Alguien ha depositado un billete de lotería en mis manos.
No sé por qué cada vez que esto sucede me aterrorizo, me siento un ser pequeñito hasta que ELLA me rescata.
Hasta que me acoge entre sus brazos y me mece como a un bebé.
Miedo a fracasar, a no poseer la experiencia suficiente, miedo a acertar y ganar, simple miedo a tener miedo. Cualquiera mataría por esta oportunidad.
yo simplemente pienso en cómo voy a cagarla esta vez.
Anemia microcitica hipocroma. Sedimento urinario alterado.

Un simple reconocimiento médico laboral y acierto en siete valores fuera de lo normal en sangre , de los diecinueve que aparecen.
Mi amiga médico me ha dicho que no es nada, pero que vaya al médico. Que los parámetros que se manejan para la sangre son de un hombre de cuarenta años de ochenta kilos.
Pues vaya.

El lunes tengo mañana en el médico, para que me traduzcan lo que no entiendo del informe (o sea todo) y para la cura de mi dedito.

miércoles, abril 28, 2004

En la página de actualización de blogger aparece la siguiente noticia:

USA Today Iraqis enjoy new freedom of expression: "'We suffered for years under Saddam Hussein, not being able to speak out,' says Omar Fadhil, 24, a dentist. 'Now, you can make your voice heard around the world.'" You said it Omar. That's pretty much our whole thing.
– Biz [4/20/2004] #


No voy a hacer comentarios, pero me cuesta tapar ese trozo de pantalla cada vez que paso para redactar un nuevo post.
Odio este estado de terror cotidiano en el que vivimos.
Esta tarde iba camino del trabajo en el metro y me encontré la línea cortada, muchísimos policías y seguratas con chaleco reflectante en el que se leía "Seguridad". En Sol, además, nos han hecho cambiar de andén y de tren. Una aparente avería.
Mi novia estuvo hace dos días parada tres cuartos de hora en la estación de Orcasitas por otra avería.
Un compañero de trabajo se ha encontrado esta tarde, a otra hora, cortado el metro entre Marqués de Vadillo y Ópera por otra avería.
Y parece que cortan también a veces la A6 (carretera de La Coruña) por otras averías.
¿Averías de qué? ¿Es que desde el 11 de marzo todas las líneas se estropean, la calzada se agrieta?
¿No tenemos derecho a saber que sucede algo extraño y que la policía está nerviosa? ¿No sería más útil apelar a la colaboración ciudadana, que dio bastantes frutos el mes pasado?
Reconozcamos que es imposible controlar esta situación y que todos esos policías sólo están de cara a la gente.. No vale vigilar una única estación, cuando la red de metro es tan extensa y uno "vuela con el metro". Habría que controlarlas todas. Ponernos un código de barras en la frente para que evaluaran nuestra peligrosidad. Tendrían que cachearnos a todos nada más salir de casa.
Y eso es imposible. De momento sólo sirve como excusa para que unos cuantos gilipollas se sientan importantes cacheando magrebíes.
Lo recuerdo perfectamente.
El día en que mi madre se casó por segunda vez nevaba. A mi madre no le interesa mucho la iglesia, ni estaba dispuesta a pagar la costosa nulidad de divorcio.Así que el suceso tuvo lugar en el ayuntamiento del pueblecito al que nuestro barrio pertenecía por aquella época. En Navarra, en aquellos años, todavía no había muchas bodas civiles y eso levantaba bastante expectación.
Cuando uno no ha vivido una boda civil, no conoce la coreografía que la rige. Y por eso todos decidimos esperar fuera del ayuntamiento en vez de ver cómo les casaban.
El pobre alcalde se puso tan nervioso que le dio a firmar un proyecto de obra en vez del papel del matrimonio. Más vale que mi madre, que siempre lee hasta el último detalle de la letra pequeña de todo lo que firma, le avisó de que no sabía si estaba de acuerdo con aquella reforma en la casa pero que ellla sí se quería casar.
Al salir, poca gente para tirar el arroz, porque esa nieve tan cinematográfica mantuvo parada en la carretera a casi toda la familia. Pero permitió una preciosa batalla de bolas de nieve.

La familia de mi madre nunca ha tenido bodas muy normales.
Mi tío R tuvo la mala pata de que se había muerto alguien y el cura tenía que oficiar el funeral justo después. ASí que presenciamos una boda a toda velocidad. Con un "la quieres" muy rápido, casi seguido del "bésala".
Mi tío J, el bromista, sufrió en sus carnes la respuesta a todas sus hazañas.
Le tiraron, en vez de arroz, huevos vacíos. Aún recuerdo su cara cuando después de la comida anunciaron a la tuna. Él que cree que los tunos se verían perfectos en un campo de tiro como blanco. Y se trataba de todos mis tíos, disfrazados, que desafinaron una canción en su honor.

Reconozcamos que las bodas serias, siempre son más aburridas.

martes, abril 27, 2004

Después de darle muchas vueltas he llegado a la conclusión de que los programadores de Tele 5 están tratando de encontrar el límite del espectador.
Ya “Gran Hermano” anticipaba parte del problema. Pero no fue suficiente.
“Hotel Glam” comenzaba a rozar el esperpento, continuado por “Gran Hermano VIP”. Tampoco ha sido suficiente.
El éxtasis del cutrerío, la estupidez y el insulto a nuestra inteligencia ha llegado con “La casa de tu vida”. Ya es bastante recochineo que el premio sea una vivienda. Un bien elemental. Bastante tenemos con no poder pagar los precios inimaginados hace años, cuando se podía comprar un chalé de lujo con el importe que ahora se paga por un piso de cincuenta metros. Bastante con la estructura “Gran Hermano” en la que se fomenta la mala leche entre los concursantes.
Pero parece que en esta edición alguien va a morir acuchillado por el clima irrespirable que se ha creado en torno a una pareja de imbéciles. Es el viejo truco de introducir al malo: Aída, Tamara… Esos eternos perdedores que aprenden a rentabilizar el odio que generan.
En definitiva, que me he pasado de mala leche el rato que ha durado el programa. Y, en realidad, lo que más duele: que me acabaré enganchando, como siempre.

lunes, abril 26, 2004

Charla con mi novia:
-Ahora que ZP va a cambiar el código civil nos podremos casar.
- Pero yo quería vestirme como una princesa.
- Entonces iremos de Xena, la princesa bollera.

sábado, abril 24, 2004

Ayer comimos en un restaurante chino poco habitual. Se encuentra en plaza de España, en el pasaje hacia el parking, en una zona exclusivamente china. Uno puede comprar un billete de viaje, hacerse con productos alimenticios llegados de Oriente (no los que anuncia el Corte Inglés) o, si no sabe cómo cocinarlos, degustar platos típicos a un precio irrisorio.
Después de comer una cantidad de comida inimaginable, nos dimos cuenta de que la música que sonaba estaba en chino. Me explico, por fin, nos fijamos en la televisión. En ella aparecían vídeos musicales de una chica china de veintipocos, delgadita y vestida exactamente como las otras chicas españolas de veintipocos que aparecen en los videos musicales.
La música, armónicamente, era el mismo pop-rock comercial de siempre. Puede estar cantado en chino, español, italiano o inglés, que uno puede predecir más o menos cómo sonará el estribillo.
Uniformidad de ropa, estilos, música, arte.
¿Quien gobierna todo esto para que atienda como mías las formas de alguien que se encuentra a miles de kilómetros? ¿Por qué se han encontrado las posturas de la China comunista con los USA capitalistas? ¿No son diferentes caras de una moneda?
A fin de cuentas, como decía mi novia, el chino medio debe trabajar tanto o más que el americano medio para conseguir los mismos objetos inútiles que no dan la felicidad. Sino que satisfacen los deseos, no las necesidades, que crea un marketing bien planteado.
Globalización de arte, de música, de cine, de pintura, de escultura... Hoy en día sólo hay que comprar a los críticos o disponer de un buen técnico de marketing a tu servicio.
A veces odio pertenecer a un mundo que parece escrito por Huxley.

jueves, abril 22, 2004

A veces las palabras se pronuncian en un tono tan alto que la otra persona no entiende el sentido en el que se pronunciaron. La habitación se hiela. Sientes la escarcha atenazando tus manos, una suave vaharada deslizándose entre tus labios, el corazón latiendo demasiado deprisa.
Entonces sientes ganas de correr, alejarte de esa fuente de dolor insospechado.

Se olvidan esos otros momentos que seguro que existen.

miércoles, abril 21, 2004

El domingo quedé con ella. Me esperaba al fondo del café Barbieri, con la misma expresión en los ojos que se me quedó grabada cuatro años atrás, con la misma manera de sujetar la taza entre las manos.
Parece que las cosas han vuelto a los cauces de la rutina, de la tranquilidad. Ha pasado los últimos cuatro años sirviendo al amor con diferentes caras, con diferentes voces, pero el mismo sufrimiento. Eso ya es pasado.
Como aquel verano en el que nos conocimos. Cuando aún creíamos en las personas, mucho antes de que nos engañaran, mucho antes de que nos engañásemos a nosotras mismas. Cuando soñar todavía no costaba tanto como ahora (un alquiler sin pagar o una factura de móvil pendiente, nada que llevarse a la boca si no trabajas). El punto perfecto en el que se ven los sueños: al principio, cuando aún quedan fuerzas.
Verano del 2000. Mucha música, borracheras, confesiones a media voz, esa desconocida en la cama, la ciudad vacía, la luz blanca de agosto golpeándome la cara. Cuando aún tenía tiempo para pararme por la calle simplemente a admirar la vida, la gente o los edificios.
Han pasado cuatro años. Y la contemplé más vieja, menos inocente. Quizá mi reflejo.
Pero todavía le queda ese brillo en los ojos.

lunes, abril 19, 2004

Hoy he adquirido una nueva fobia: los aparatos corta-verduras.
Son unos instrumentos aparentemente endebles, de plástico en colores chillones. Pero esconden en su interior un arma potentísima, una cuchilla que lo corta todo.
Y, cómo no, he hecho uso de mis habilidades y me he rebanado un cachito de dedo pulgar derecho.
Nada serio, la enfermera de urgencias ha dicho que sólo era piel, pero que tampoco podría haber hecho nada si se hubiese tratado de un cacho de dedo (parece ser que eso sólo se hace en el hospital, no en los ambulatorios).
Así que ahora luzco un precioso vendaje en el pulgar derecho, con lo cual no podremos grabar la maqueta póstuma del grupo. Genial.

PD: He leído un cartel en el ambulatorio: "En los servicios de urgencia no se hacen recetas". La farmacéutica tenía razón.

jueves, abril 15, 2004

Me va a dar un ataque.
Cerca de ocho personas han contestado a mi anuncio de búsqueda de grupo. Hay muchos extraños en mi messenger, de manera que no sé con quién he quedado ya o no. Mi teléfono suena constantemente. Tengo los próximos días repletos de pruebas con formaciones de diversos estilos.
Además de que uno de mis amores platónicos de hace años me ha llamado por teléfono para quedar. Y aún no entiendo el motivo.
Si para el lunes no doy señales de vida, llamad a la policía. O a los loqueros.

miércoles, abril 14, 2004

En la inmobiliaria de la esquina existe un cartel que aún no había leído: "Financiamos tu piso a 35 años". Ahora entiendo cómo la gente puede pagar apartamentos tan caros. No sé si la pensión les llegará para la hipoteca.

martes, abril 13, 2004

Anda, que leyendo mis dos últimos posts me doy cuenta de que quizá la última campaña de Tráfico me ha afectado más de lo que creía...
Si alguien tiene curiosidad por qué iba a rodar el día del pie de micro y el barrendero, que pinche por aquí. No estoy muy orgullosa, pero tampoco se puede pedir más sin focos, sin actores y sin dinero (coste del spot, los 6 euros de la cinta).
Más adelante rogaré votos para el premio. Con él podré adquirir la cámara y los focos que hubiera necesitado para el rodaje. Así que, si no os gusta el spot, también podéis votar para que mejoren las cosas en un futuro.
(¿A que tengo mucho morro?).

lunes, abril 12, 2004

Aquel día sonó el despertador a las seis, como lo llevaba haciendo desde hacía años. Un sonido intermitente, eléctrico, que cesaba tras un manotazo. Se levantó con pereza. Sus pies le arrastraron hacia el baño, hacia el espejo, hacia una figura irreconocible al otro lado. Aún podía contar las arrugas que surcaban su rostro con los dedos de una sola mano.
Se lavó la cara y dedicó unos cuantos minutos a la restauración facial, al vestido de sus párpados, de sus mejillas, de sus labios.
Un desayuno rápido consistente en el café de ayer, leche desnatada, galletas integrales. Ya habría tiempo en la oficina.
Encontró el traje debidamente planchado en el armario. Uniforme de trabajo. Gris, como las paredes del gran despacho de la última planta. Caro, como todo aquello que contenía el apartamento, como ella misma. Perfecto.
En ese momento pudo recordar la voz aguda de la dependienta en la tienda en la que adquirió la prenda, cuando aún tenía tiempo para ir de compras.
"Una buena elección".
Ahora ya reconocía la figura que saludaba al otro lado del espejo. Prefería no recordar que existía otra persona resacosa, dolorida, aburrida, antes de esconderse en los trajes perfectos.
Al cerrar la puerta del apartamento soltó una despedida que nadie escucharía. Tampoco quedaba tiempo para la familia.
Participó del atasco de las siete y media, entre otros coches que avanzaban en la caravana rutinaria hacia su trabajo y otros muchos trabajos.
Le gustaba escuchar una emisora de viejos éxitos. De este modo se evitaban los noticiarios económicos, para retrasar la ansiedad, las llamadas a otros seres trajeados y las reuniones. Tampoco le gustaban las emisoras de canciones de moda, no quedaba tiempo para memorizar nuevos nombres de intérpretes, otro esfuerzo inútil.
"Se dejaba llevar, se dejaba llevar por ti...", cantaba Antonio Vega a través de los altavoces. Tampoco quedaba tiempo para los recuerdos.
Un nuevo timbre la despertó.
-¿Dónde andas?
-En el atasco, en diez minutos estoy ahí.
- En cuanto llegues, súbete a la sala de reuniones.
- ¿Pasa algo?
- Pasa que el Sr Sanz la ha cagado en la negociación y estamos en pleno gabinete de crisis. Ven rápido.

Nuevo sudor frío.
Difícil buscar atajos en un atasco y al mismo tiempo buscar soluciones inmediatas. Por eso no le gustaba radio intereconomía, porque es el obituario de los directivos. Y Mr Sanz acababa de formar parte de la última necrológica.
"Si al menos se hiciera más fluido el tráfico..."

Ahora ya podía escuchar los detalles de la operación fallida en boca de un locutor apasionado con el nuevo escándalo económico. "A ver cómo salimos de esta". Mirada incesante al reloj. Pasados tres minutos desde la llamada.

A lo lejos divisó a un guardia civil que hacía señas para que los conductores no se detuviesen a mirar el accidente. Cuatro minutos desde la llamada.

Tres planes alternativos de comunicación: Negarlo todo para ganar tiempo, Contar la parte que interesaba y culpar a otro, Decir la verdad... Simplemente con el hecho de haber considerado la honestidad como plan se sonrió, "ya no queda tiempo... Hay que buscar un cabeza de turco".

Seis minutos y ciento ochenta en el carril izquierdo. Un gilipollas en un cuatro por cuatro hablando por el móvil. Siete minutos.

"Haz caso a las largas, coño". Ocho minutos. Los segundos van desfilando uno a uno en el reloj del coche, bailotean ante sus ojos.
"El tiempo es primordial en las situaciones de crisis", decía el manual de comunicación empresarial. Nueve.
Pisa el acelerador a fondo justo cuando se encienden las luces rojas de frenado del cuatro por cuatro. Volantazo.

Van desfilando los segundos uno a uno, bailotean antes sus ojos. El locutor de radio intereconomía relata los datos del último escándalo económico. El conductor del cuatro por cuatro ve a través del retrovisor cómo el audi que le pitaba hace unos segundos salta la mediana...

Suena un timbre justo diez minutos después de esa primera llamada. Pero nadie va a contestar el teléfono.

domingo, abril 11, 2004

Nunca entendí por qué algunos motoristas llevan el casco en el brazo, como protegiendo su codo. Comprendo perfectamente que si uno no tiene un casco, no lo lleve (aunque debería hacerlo). Podría incluso creerme la excusa de que da calor en verano y por eso se hace incómodo.
Lamentablemente hoy no hacía calor en Madrid, sino frío.
Y el imbécil que se ha caído en la calle no sólo se ha abierto la cabeza, sino que además se ha partido el brazo en el que llevaba el casco.

sábado, abril 10, 2004

MI novia está en la cama, enferma. En su único fin de semana libre en los próximos dos meses.
Esto me recuerda a la epidemia de gripe brutal que vivimos hace unos meses. 39 de fiebre, las dos. Después de algunas llamadas infructuosas para pedir auxilio, descubrimos que algún virus raro estaba en el aire de la rave lésbica a la que habíamos acudido el jueves. De cuatro asistentes que conocíamos, las cuatro infectadas con el virus que Mónica bautizó como “el ántrax”.
Fue la propia Mónica, que no fue a esa rave, la que acudió al rescate, a sacar a nuestro perro de paseo y a hacer algo de compras.
Recuerdo esa semana como una sensación de subida y bajada de temperatura con mi novia al lado. Las dos incapaces de cuidar la una de la otra, y el perro tremendamente comprensivo con nuestra situación.
El segundo día logré levantarme y arrastrarme hasta la farmacia:
- Una caja de clamoxil, por favor.
La farmacéutica me miró con suspicacia:
- Eso es antibiótico.
-Sí.
-No le puedo dar antibiótico sin receta.
-Es que he pedido cita para el médico, pero no me la han dado hasta pasado mañana.
-Espere hasta entonces. De momento sólo le puedo dar analgésico.
-Ya. Pero con un analgésico no se me cura lo que tengo.
-Pues vaya al hospital.
Comencé a sentirme como Carmen Maura en “¿Qué he hecho yo para merecer esto?”.
-Vamos a ver. Tengo 39 de fiebre, ¿cómo quiere que llegue al hospital?
-No esperará que le envíen una ambulancia…
-No quiero esperar cuatro horas para una receta.
-En el hospital no le pueden dar una receta, sólo la medicación para el día.
-Estupendo. Tendré el antibiótico para hoy, pero no para mañana, porque la cita la sigo teniendo pasado mañana.
-Si usted está tan mal debería ir al hospital.
-…
Abandoné el diálogo de besugos de un portazo.

Caminando por la plaza de lavapiés, ese amplio mestizaje de culturas, idiomas, colores, un marroquí llamó mi atención. Me llevó hacia una esquina apartada: “¿Quieres costo? ¿Cocaína?”.

Es increíble vivir en un barrio en el que es más fácil comprar cocaína que las medicinas que necesitas.

viernes, abril 09, 2004

Después de recuperarme de la resaca he estado jugando con internet.
Y me he topado con esto.
Bien. Este test concluye que soy un 69% gay. Aunque se contradice con otro experimento que he hecho haciéndome pasar por heterosexual (un 49% gay).
En definitiva, que debo de ser bisexual.

jueves, abril 08, 2004

Todo lo que sube, baja. Y me duele terriblemente la cabeza.

miércoles, abril 07, 2004

Hay tardes en las que me encierro en casa, apago las luces y enciendo mi equipo de sonido. Me tiro en el sofá como una costra. Todo esto para escuchar una canción cerca de una centena de veces en la tarde, como si esa canción pudiera contener en unos pocos minutos el sentimiento de toda una vida.
Literalmente, dejo de existir.
Mis sentimientos fluyen entre las notas, mi respiración se acompasa con el ritmo de los acordes, descubro muchos otros sentidos de las palabras que otro ser inventó para mi.
Hoy he descubierto "You look so young" de The jayhawks. Nada más pulsar la tecla de inicio de reproducción, esa voz y esa guitarra me han aplastado contra el sofá.
Creo que aún me quedan otras treinta y siete veces para poder salir al mundo exterior.
Chueca
Chueca representa todo aquello que no queremos ser, pero que somos. El lugar que no nos gusta, pero el sitio en el que siempre nos sentimos cómodos. Porque aunque sea un guetto, aunque el mundo haya evolucionado lo suficiente como para aceptar que dos personas del mismo sexo se besen, Chueca es el espacio en el que nunca se corren riesgos. El barrio en el que conoces a todo el mundo, aunque se renueven las caras continuamente.
Allí donde la mayoría de nosotr@s vivió esa segunda adolescencia en que duró hasta los veinticinco años, o hasta los treinta, o hasta los cuarenta...
No deja de ser una excusa perfecta para clavarte un impuesto revolucionario excesivo por todo aquello que consumes. Para alentarte a convertirte en una ovejita más , uniformada como las otras. Aunque, no nos engañemos, esto sucede en todas las zonas de marcha de esta ciudad.
¿Quién no ha renegado de esa plaza mal construída, de esa gente que saluda con amabilidad hasta que puede ponerte verde a tu espalda?
Símbolo de la soltería, puesto que todas las parejas se acaban alejando de Chueca, por el simple motivo de que ya no hay tanta necesidad de buscar. Es el lugar al que siempre volvemos en nuestro eterno retorno adolescente de la búsqueda de la carne. Parte del aprendizaje de unas normas que ya aprendimos pero que olvidamos cada noche, sobre el amor y otras desdichas.
Una plaza. Con unos pocos bares, gente borracha vestida de colores raros, con maneras raras, expresiones raras... Pero no más raros que los que se exhiben en Moncloa o Lavapiés.
Aunque muchas veces he renegado de ese lugar, achacándole todas las normas de conducta que odio, pero que he perpetuado, me gusta. Me gusta la plaza de Chueca. Porque me trae muchos recuerdos. Me recuerda quién soy y de dónde vengo. Podría cerrar los ojos y tocar cada centímetro de la plaza con mi memoria, asociar cada metro a una de mis anécdotas, de mi gente.
Y, si vuelvo, no será malo. Nunca un fracaso, siempre podré renacer. Como en la eterna adolescencia.

martes, abril 06, 2004

El guitarrista de mi grupo se marcha a vivir fuera de España, porque está en medio de una crisis existencial.
Otra vez a empezar de nuevo.
El tema de los grupos que no cobran por tocar funciona de la siguiente manera:
Anuncio: busco grupo o músicos... Entonces te topas con profesionales que quieren que les pagues por tocar contigo, o piraos de la música que quieren ensayar siete días a la semana un mínimo de tres horas, o gente que no tiene ni puta idea, o chavales que buscan un local en el que montar una fiesta después del ensayo.
Fase 2, encuentras a la gente adecuada. Pero entronces se hacen muchas promesas, y no todo el mundo las cumple. Que si este finde no puedo ensayar porque me marcho con mi novia, que si me he apuntado al gimnasio y no puedo (esta es verídica, lo juro). Tardas muchos meses en hacer un repertorio.
Fase 3. Alguien se marcha. Suele suceder en las vísperas de una grabación o de un concierto . Supone automáticamente volver a la fase 1 con el peligro de que alguno de los otros se desmoralice y se marche. Además de que un grupo musical no depende sólo del compositor, sino de quién toque y ninguna canción volverá a sonar igual. A veces es un desastre, a veces es una bendición. También se corre el riesgo de que el nuevo miembro convenza a los demás de que el grupo debería tocar hardcore en vez de pop, y entonces estás jodida.
Fase 4: cuando logras una estabilidad de miembros. Entonces llegan los concursos, las audiciones y las decepciones. A nadie le interesa editarte un disco. Esta fase en el fondo es la más dura de todas, porque muy pocos músicos son realistas con la industria discográfica.
Fase 5. Viene cuando todos asumen quién es el destinatario final de las canciones. Cuando todos quieren hacer lo mismo dedicándole el mismo esfuerzo.
Nunca he llegado, pero me han dicho que existe. Es un dogma de fe de los músicos no profesionales.

Pertenecer a un grupo musical es como tener una amante. Hay días en que te gustaría matarla, pero merece la pena aunque sólo sea por ese ratito...
Dos días de vacaciones fuera de Madrid para sentirse como nueva.
A la vuelta tomamos el cercanías de Guadalajara-Madrid, una línea que las dos hemos hecho en varios sentidos y por varias razones. En mi caso: una ex que vivía en Entrevías, un compañero de juergas y canciones que vivía en El Pozo, una ex que vivía en Torrejón, otra ex que vivía en... Ahí es cuando ella me miró con cara rara para soltar: "Más que el tren de la muerte parece el tren de los polvos". Sí he sido un tanto promiscua en el pasado...
Y en el tren risas, con el típico grupito de adolescentes hablando de fulano y mengano, de lo guapo o feo que es tal o cual profesor. Hasta Santa Eugenia.
Silencio absoluto.
Todos intentando ver rastros del desastre, tan sólo flores y velas al alcance de nuestra vista.
El Pozo.
Téllez.
Atocha.
Hey, aquí para un momento. No hay restos, salvo todas las ventanas de un lado de la estación, que aún las cubren cartones, como si Atocha se hubiera convertido en una chabola enorme. Pero nada más.
Nunca se ha hablado del cuatro tren. No sabemos ni de qué línea venía, ni dónde explotaron las bombas... Sí, sonaron voces alarmistas de que Atocha se habría derrumbado si el tren de Téllez hubiera llegado a su hora (gracias a Dios, Renfe tan puntual como siempre). Pero no parece que haya daños en la estación.
Me parece muy extraño que nadie nos hablara del otro tren. Del tren que se ha llevado la mayoría de velas y flores. El tren misterioso, del cual sólo sabemos que explotó en Atocha.
Una pieza más de este rompecabezas inútil, en el que que parece que han saciado nuestras ganas de conocer la verdad simplemente porque nos echamos a las urnas para cambiar el destinatario de nuestro "basta ya".

sábado, abril 03, 2004

Hace algún tiempo vi una peli sobre la gente que trabaja de noche. Recuerdo que el protagonista discutía con su novia y ,como no coincidían nunca, trataba de averiguar si ella se había marchado del piso. Intentaba medir el desgaste de una pastilla de jabón. Le hacía una pintada en el salón para que ella respondiera.
He pasado un año no coincidiendo con mi novia. Ella curraba por la mañana, yo por la tarde y por la noche. Recuerdo la desagradable sensación de echarte a dormir en una cama en la que duerme la persona a la que más quieres y más deseas y a la que no debes despertar.
Hubo un punto en el que nos dejábamos mensajes en el ordenador, un archivo llamado "buenas noches, comentarios para ir a dormir y levantarse". Era como una ciberrelación.
Ahora tampoco la veo muchas horas. Pero por lo menos podemos hablar un poco antes de dormir, o justo al despertarnos. Por lo menos ahora cuando me levanto no intento rememorar las formas de su cuerpo en la huella que dejó en el colchón sino que puedo sentir su respiración a mi lado.
- Ahora mismo sólo tenemos una plaza de becaria.

¡Ja! Becaria. ¿Qué es una becaria?
La que le comía el puro a Clinton; las que se comen los marrones en la oficina; Bea, la de Latre; aquellas, a fin de cuentas que desempeñan el mismo trabajo que los demás, pero sin cobrar.
Pero si observo mi curriculum descubro que:
-he trabajado más veces sin cobrar que cobrando
-he sido becaria nada más y nada menos que cinco veces.
-e incluso he llegado a pagar por trabajar.

Tengo 26 años, experiencia y una carrera universitaria.
Señores empresarios, ¿no les parezco un poco mayor para seguir ofreciéndome puestos de prostitución laboral?

Y luego dicen que los jóvenes no se van a de sus casas...

viernes, abril 02, 2004

Acabo de descubrir chateando con una amiga que mi relación con Lady 404 es más cercana de lo que suponía.
Es mi blog-mamá..
¡Pero lo que no sospechaba es que, nuestro número bollo mágico es el 1!
Véase la descripción de "número bollo mágico". (busque en el 12 de noviembre).
Vale, no ha sido en el último año, entre otras cosas porque ya llevo dos retirada de la circulación de Chueca.
Pero yo he estado con la ex de Lady 404.
Cuando menos sorprendente saber que has estado con la ex mujer de tu mamá.

Esta mañana me he cruzado con el barrendero. Siempre lo encuentro a la misma hora y, hasta la fecha, no hemos logrado establecer un contacto más allá de "hace bueno", "llueve" o "llego tarde".
Pues precisamente hoy iba armada de una cámara y un pie de micro para un rodaje. La verdad, que daba una imagen cuando menos extraña con una bolsa enorme y un pie de micro que no se pliega todo lo que debería. Así que hoy el comentario ha sido: "Así que no trabajas, sino que eres periodista".
¿Así que no trabajas porque eres periodista?
Le he gritado a lo lejos (también hoy llegaba tarde) que los periodistas también trabajan.
Vamos, que no me digan que los pobres plumillas que se pasan la tarde esperando a las declaraciones del famoso de turno no están trabajando. Por no hablar de las horas extras en noches y vacaciones de los informadores con el móvil siempre abierto.
Esto me recuerda a aquello de "qué bien viven los del cine".
Claro. Viven genial
Curran doce horas diarias por contrato, que por cierto, si llegan a firmarlo siempre es por obra. Dependen totalmente de que la gente se acuerde de ellos para lograr un trabajo de seis semanas (por eso van a tantas fiestas, porque un técnico o un actor sin contactos NO trabaja). Se desplazan allá donde se les necesite y cuando se les necesita y nunca pueden decir que no. Y pasan la mayor parte del año en el paro, pero sin cobrar.
Una vida estupenda.
Aunque a mí me sigue sonando mejor que estudiar el MBA

jueves, abril 01, 2004

Estoy escribiendo una nueva historia sobre alguien que está muy enfermo en un hospital
Anteayer, acompañé a mi novia al Hospital Puerta de Hierro, porque un familiar tuvo un accidente de coche y se está recuperando lentamente.
El compañero de habitación del primo de mi novia tiene la misma afección que el protagonista de la historia. También le van a operar. También es difícil que sobreviva.

Aterra saber que la ficción es real.

Voy a escribir sobre la paz en el mundo a ver si funciona.
No tienen ningún motivo para quedarse aquí.
Y tal vez un día me levante de la cama y ella no esté a mi lado. Porque no tiene obligación de hacerlo. Tal vez una noche se harte de mis largas charlas con mi ordenador y se deslice por a puerta sigilosamente de manera que yo, embelesada en este mundo de letras y colores y sonidos, no lo perciba.
Este mismo día puede que marque todos los números conocidos pero no haya respuesta. O alguien diga al otro lado de la línea que me confundí.
O quede en los mismos lugares de siempre, esperando encontrarme las mismas caras amigas con las que comparto penurias y sueños, muchos sueños, y no haya nadie. O esas caras no me reconozcan. O que sí me reconozcan pero que hagan como que no me han visto.
Y tal vez ese día me toque vestirme de payaso, cubrir mi cara con máscaras, para enfrentarme al mundo exterior. Para parecer la persona autosuficiente, autocomplaciente que no soy.

Tengo un miedo atroz a quedarme sola.