Esta mañana me he cruzado con el barrendero. Siempre lo encuentro a la misma hora y, hasta la fecha, no hemos logrado establecer un contacto más allá de "hace bueno", "llueve" o "llego tarde".
Pues precisamente hoy iba armada de una cámara y un pie de micro para un rodaje. La verdad, que daba una imagen cuando menos extraña con una bolsa enorme y un pie de micro que no se pliega todo lo que debería. Así que hoy el comentario ha sido: "Así que no trabajas, sino que eres periodista".
¿Así que no trabajas porque eres periodista?
Le he gritado a lo lejos (también hoy llegaba tarde) que los periodistas también trabajan.
Vamos, que no me digan que los pobres plumillas que se pasan la tarde esperando a las declaraciones del famoso de turno no están trabajando. Por no hablar de las horas extras en noches y vacaciones de los informadores con el móvil siempre abierto.
Esto me recuerda a aquello de "qué bien viven los del cine".
Claro. Viven genial
Curran doce horas diarias por contrato, que por cierto, si llegan a firmarlo siempre es por obra. Dependen totalmente de que la gente se acuerde de ellos para lograr un trabajo de seis semanas (por eso van a tantas fiestas, porque un técnico o un actor sin contactos NO trabaja). Se desplazan allá donde se les necesite y cuando se les necesita y nunca pueden decir que no. Y pasan la mayor parte del año en el paro, pero sin cobrar.
Una vida estupenda.
Aunque a mí me sigue sonando mejor que estudiar el MBA
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