sábado, abril 03, 2004

Hace algún tiempo vi una peli sobre la gente que trabaja de noche. Recuerdo que el protagonista discutía con su novia y ,como no coincidían nunca, trataba de averiguar si ella se había marchado del piso. Intentaba medir el desgaste de una pastilla de jabón. Le hacía una pintada en el salón para que ella respondiera.
He pasado un año no coincidiendo con mi novia. Ella curraba por la mañana, yo por la tarde y por la noche. Recuerdo la desagradable sensación de echarte a dormir en una cama en la que duerme la persona a la que más quieres y más deseas y a la que no debes despertar.
Hubo un punto en el que nos dejábamos mensajes en el ordenador, un archivo llamado "buenas noches, comentarios para ir a dormir y levantarse". Era como una ciberrelación.
Ahora tampoco la veo muchas horas. Pero por lo menos podemos hablar un poco antes de dormir, o justo al despertarnos. Por lo menos ahora cuando me levanto no intento rememorar las formas de su cuerpo en la huella que dejó en el colchón sino que puedo sentir su respiración a mi lado.

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