Ella reclama un bocadillo de jamón. Chantajea a sus hijos para obtenerlo, enfadada con los médicos, las enfermeras y ese mundo injusto que le ha dejado dos días comiendo comida líquida, suero en vena.
Ella se enfada con todos, con una sonrisa en la cara.
Porque sabe que le quedan días por delante para comer bocadillos. Afortunadamente.
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