Hoy es el día en el que dejo el drama atrás. Dejo de autocompadecerme.
Hoy es el día en el que mi blog deja de ser un catálogo de quejas y de problemas.
Yo no soy esta persona de los últimos meses.
Voy a recuperar mi vida.
miércoles, mayo 26, 2010
jueves, mayo 20, 2010
Es más fácil lidiar con los hechos negativos que con la incertidumbre.
Lo negativo existe, se puede solucionar (o no) y como hecho real permite cuando menos establecer un plan de acción.
La incertidumbre es el miedo ante lo posible. Sólo se soluciona con el tiempo. Uno puede establecer un plan de acción pero frecuentemente equivocado.
Cómo convertir la incertidumbre en certidumbre...
Tic tac.
Lo negativo existe, se puede solucionar (o no) y como hecho real permite cuando menos establecer un plan de acción.
La incertidumbre es el miedo ante lo posible. Sólo se soluciona con el tiempo. Uno puede establecer un plan de acción pero frecuentemente equivocado.
Cómo convertir la incertidumbre en certidumbre...
Tic tac.
lunes, mayo 10, 2010
viernes, mayo 07, 2010
Tenía 5 años y había sol y sujetaba un renacuajo entre mis manos. Al principio no quería tocarlo, porque la piel resbaladiza me recordaba a las de las serpientes; pero luego no podía soltarlo.
Era mi renacuajo. Creo que incluso le puse nombre.
Como se movía lo iba apretando cada vez más y más fuerte. Era mi renacuajo y quería quedarme con él. No quería que se escapase.
Una hora después mi madre me quitó su cadáver de las manos:
- Lo has apretado demasiado fuerte. Por mucho que lo aprietes no vas a lograr que no se escape, sólo matarlo. Es mejor abrir la mano para dejarle aire suficiente para respirar.
Mucho más tarde aprendí que no sólo basta con abrir la mano para dejar aire, sino abrirla del todo para que cada vez que mires a tu lado, la persona que te acompaña siga ahí porque lo desea. Porque podría marcharse, pero prefiere quedarse contigo.
Era mi renacuajo. Creo que incluso le puse nombre.
Como se movía lo iba apretando cada vez más y más fuerte. Era mi renacuajo y quería quedarme con él. No quería que se escapase.
Una hora después mi madre me quitó su cadáver de las manos:
- Lo has apretado demasiado fuerte. Por mucho que lo aprietes no vas a lograr que no se escape, sólo matarlo. Es mejor abrir la mano para dejarle aire suficiente para respirar.
Mucho más tarde aprendí que no sólo basta con abrir la mano para dejar aire, sino abrirla del todo para que cada vez que mires a tu lado, la persona que te acompaña siga ahí porque lo desea. Porque podría marcharse, pero prefiere quedarse contigo.
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