sábado, octubre 15, 2005

De repente ahora he recuperado el olfato, como un tabacoadicto recién desenganchado. Hay árboles y gente y edificios y ciudad y músicos callejeros. Llueve y siento caer las gotas en mi piel, calándome hasta los huesos. Acaricio mi jersey y de nuevo el algodón desentumece mis sentidos.

Tan sólo que soy un año más vieja. Pero por fin dejo de sentir la presión del tiempo en mi gymkana diaria.

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