domingo, mayo 07, 2006

A ratos me subo en la montaña rusa de sentimientos. Río sin motivo, imagino nuevas vidas, tengo ganas de disfrutar de la primavera, de los edificios, de la gente que me rodea. En otros momentos me duelen partes diferentes de mi cuerpo: la cabeza, el estómago (que no deja pasar comida) y un lugar indeterminado en el que todos situamos el corazón. Aún no siento el dolor en el pecho que impide respirar que precede las crisis de ansiedad.
Subo y bajo y pasan los días. De repente, todos aquellos proyectos que parecían dormidos han despertado de su letargo de años para ayudarme a no pensar en mis dolores.

Prometo no ponerme tan pesada y dejar de hablar tanto de mí misma en los siguientes posts.

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