Supongo que sucede continuamente, pero el mundo blog no para de repetir la misma historia.
Es el fenómeno "Gran Hermano", el momento en el que cometes la terrible estupidez de conocer a mucha gente (interesante y no tan interesante) de la bollosfera. En el que E pasa a tener cara y nombre y voz. Cuántas veces imaginamos a aquellas personas con las que nos escribimos, a las que contamos más o menos actualizadamente lo que nos sucede cada día.
Es el inicio de la represión. Porque antes una podía expresar aquello que deseaba, sobre las fiestas a la que acudía sin generar una ola de posts, comentarios y especulaciones sin fundamento (o con él). Porque cuando una abre la puerta a la intimidad, ha establecido unas normas que no todos siguen. Y hay personas que entran hasta la cocina.
Estoy harta de la bollosfera de "fulanita se lió con menganita". Reclamo esos días en los que nos leíamos sin buscar entre líneas, sin convertir este excelente medio de comunicación en las cámaras de "Gran Hermano", mediante las cuales se puede seguir la vida emocional de los ocupantes de su mundo a golpe de botón.
Y a mí, la vida emocional de los demás realmente me tiene sin cuidado.
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