Estoy cansada.
No niego que unas vacaciones viendo amanecer en la playa de la Riviera Maya, el Openwater, buceando con tortugas, leyendo y durmiendo lo necesario han contribuído a mi tranquilidad.
Pero me siento avanzando a una velocidad que no puedo gestionar durante mucho tiempo continuado sin languidecer. Quizá contribuye a esa percepción una reunión de cinco horas hoy en el trabajo o a zancadillas que no esperaba en otro tipo de ambientes más participativos y nada lucrativos.
Voy a comenzar a reducir lastres, a gestionar menos responsabilidades. Se me da fatal elegir. Pero estoy eligiendo.
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