Está ahí, entre mi garganta y el estómago, haciendo esfuerzos por salir. Arriba abajo, abajo arriba. Mis ojos se pierden entre los bultitos de gotelé de la pared mal pintada de la oficina mientras una cacofonía de voces de vendedores en diferentes idiomas hace de banda sonora.
Está ahí y aunque se mueva, aunque amague con salir, no va a hacerlo.
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