miércoles, febrero 19, 2014

sobre el amor y otros hechos fantásticos

Mucho se ha escrito, cantado y recitado por amor.

Existen muchos tipos de amor, pero el amor más deseado y envidiado es el amor incondicional. El que se da cuidando de la otra persona y que la otra persona cuide de ti. Sin perder la independencia, pero con la capacidad de dar sabiendo que la otra persona te tendrá en sus prioridades. Alguien se hace responsable de otro alguien.

Ese es el amor que entrego. Y cada vez que pronuncio "te quiero" me refiero a esto. Eso implica que no voy a pedirle a la persona a la que amo esperas imposibles, ni trabajos forzados para acceder a mí. Eso implica a vecss tener que renunciar a mis deseos inmediatos para no herir al otro.

Responsabilidad. La gran palabra que sustituye a la culpa en mi diccionario. Hacerse cargo de los actos de uno. En este sentido supone hacerse cargo de las emociones de alguien, velando por no prometer ni comprometer al otro más allá de lo que uno puede dar. Velando por no hacer sufrir y por hacer feliz.

Querer a alguien no implica olvidarse de uno mismo, sino priorizar a otro sobre uno. Cuando eso sea recíproco, claro.

Si no se produce esa situación extraña en la que alguien se aprovecha y alguien permite que se aprovechen de uno.

Para amar así hace falta madurez, hace falta valentía y hace falta mucha responsabilidad. Hacia el otro y hacia uno mismo. Para no permitir que nadie te reviente el corazón porque es incapaz de mirar más allá de sus narices.

Qué fácil es decir "te quiero" y qué complicado ser realmente responsable y honesto con lo que supone amar a alguien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario