El tiempo del café
Siempre que me levanto me hago un café que acompaño con galletas María. De hecho me encanta probar sabores diferentes, viajar por el mundo con cafés exóticos de países que aún no he conocido. Todas las mañanas me despierto oliendo mi café con leche humeante.
Salvo en verano. En cuanto comienza el calor no me apetece, me sienta mal. No disfruto de mi ritual de todos los días. Así que, de mala gana, desayuno cereales, o yogur. Y ya a media mañana cae el café de los bares, no tan exótico, sin cariño, sin posibilidad de deleite alguno.
Hoy me he levantado y me he preparado el primer café de la temporada. Ahora le siguen el frío, las hojas en los parques, los jerseis de lana, las castañas, la lluvia, las noches a media tarde, protegerse bajo el edredón de plumas…
Ya he inaugurado mi otoño vital.
Siempre que me levanto me hago un café que acompaño con galletas María. De hecho me encanta probar sabores diferentes, viajar por el mundo con cafés exóticos de países que aún no he conocido. Todas las mañanas me despierto oliendo mi café con leche humeante.
Salvo en verano. En cuanto comienza el calor no me apetece, me sienta mal. No disfruto de mi ritual de todos los días. Así que, de mala gana, desayuno cereales, o yogur. Y ya a media mañana cae el café de los bares, no tan exótico, sin cariño, sin posibilidad de deleite alguno.
Hoy me he levantado y me he preparado el primer café de la temporada. Ahora le siguen el frío, las hojas en los parques, los jerseis de lana, las castañas, la lluvia, las noches a media tarde, protegerse bajo el edredón de plumas…
Ya he inaugurado mi otoño vital.
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