jueves, septiembre 22, 2005

Tengo una amiga que, cuando decide desenamorarse, anota el nombre del enamorado/a y una marquita por cada día que pasa en una pizarra. Al principio es duro, cuenta los minutos, los segundos y parece que nunca llega el momento de tomar el rotulador. Después el tiempo transcurre mucho más rápido, hasta que descubre que ya no apunta los días.
Cuando pasan tantas semanas en las que se le ha olvidado su marca diaria, borra el nombre de la persona olvidada de la pizarra. Así, de un plumazo.

Por mucho que me joda, el recuerdo es sólo cuestión de tiempo.

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