Supongo que será difícil.
Tras las palabras de acusación, la sospecha acechante por tu mano señalando sin titubear a tus compañeros. Sin aviso previo. Supongo que será difícil mirarles a los ojos. Saber que les has traicionado después de comer de su comida, llorar en su hombro, contarles cosas y reirse (lo que hacen los amigos).
Supongo que será difícil entregarles sin explicarles previamente los motivos, sin permitirles formular su defensa. Sin una verdadera necesidad acuciante para recibir las monedas.
Supongo que será difícil hacer bromas a su lado, sabiendo que les has vendido.
Al menos yo no podría. Pero tú y yo somos distintos.
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