jueves, julio 06, 2006

Un fin de semana acompañada de personas de otro planeta, algunas tras viajes inesperados desde muchos kilómetros de distancia.
Un orgullo que me llevo grabado en la retina, tras un momento muy especial en el que escuchaba la voz quebrada de Chavela acompañando a los miles de personas que poblaban la Gran Vía, levantando banderas de colores. Aplausos a la artista desde las carrozas. El vello de mi brazo de punta, mientras que se me humedecían los ojos.
Una noche acompañada de personas de otro planeta, pero cada día más cercanas, con los mismos intereses, con conversaciones agradables. Una madrugada con una sonrisa, que llevó a un café tardío en uno de los bares de Atocha, hasta que se me cerraban los ojos y era incapaz de dar respuesta a tan ferviente curiosidad.

Recuerdo que cuando salí por la mañana de mi casa iba repitiendo constantemente "me da en la nariz que hoy va a ser un día interesante". Y lo fue.

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