Por azares del destino, o un autocastigo mental, me veo en la tesitura de dar un concierto de cantautora. Es curioso cómo he llegado hasta aquí, pero no es el tema que deseaba tratar hoy.
Sino que he abierto uno de los dos cuadernos de canciones, el otro no lo encuentro, pero suele ocurrirme, para poder hacerme con temas que tocar en acústico. Y me veo cantando canciones de hace trece años, de hace nueve años, de una persona que fui pero con la que hoy no me identifico para nada. Al mismo tiempo es un orgullo poder rescatar a la persona que hace nueve años componía con su soledad, su tristeza y su melancolía en ese mundo que ni comprendía ni aceptaba.
Soy yo. Fui yo. Pero aún queda algún trocito de esa persona dentro de mí.
Os dejo un ejemplo, verano del año 2000. Hace nueve años y muchas, muchas, pero que muchísimas historias.
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