domingo, diciembre 20, 2009

Me he dejado el móvil en la oficina. Sucedió de la manera más absurda, reunión con consultor hasta las tantas y oficina cerrada al salir. Así que me he convertido en una especie de inválida social, sin muchos números a los que llamar, salvo aquellos que circunstancialmente anoté en ese otro número de teléfono que separa mi vida laboral de la personal.
Este fin de semana por tanto me he acordado de muchas personas a las que no veré hasta el 2010, debido al ajetreo navideño-trabajo y he descubierto que mi memoria me permite almacenar números de teléfono incluso 3 años después de dejar de marcarlos. Lamentablemente para mis amigos, últimamente delegaba en la agenda del móvil ese tipo de funciones.
Así que si hay alguien ofendido por mi silencio, que se desofenda o que me llame.

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