Me sucede una cosa extraña: no recuerdo apenas mi infancia. Mis recuerdos de antes de los 12 años se vieron borrados y aniquilados. Nunca ha sido un problema realmente, aunque sí me ha provocado sensaciones extrañas, como aquella vez en la que estuve en una casa en la que había vivido de pequeña y podía saber dónde estaban todas las habitaciones aunque mi mente consciente no la identificase como un hogar pasado.
Anteayer contactó conmigo, a través de una red social, una amiga que tuve a los 8 años. En su email me habla de personas que no recuerdo, anécdotas de excursiones que ya he olvidado, juegos que pertenecen a otra persona que no recuerdo haber sido.
Antes me daba igual. Ahora no.
miércoles, enero 27, 2010
jueves, enero 21, 2010
martes, enero 19, 2010
Me despierta el timbre metálico del despertador y me desperezo sintiendo su piel desnuda contra la mía. Duerme profundamente, pero se resiste a soltarme de sus brazos cuando intento zafarme para salir a la ducha. Siento su sonrisa.
Duerme así, duermo así. Entre abrazos, caricias y mimos.
El peor momento de mi día es indudablemente aquel en el que me levanto de la cama para separarme de mi otro cuerpo.
Duerme así, duermo así. Entre abrazos, caricias y mimos.
El peor momento de mi día es indudablemente aquel en el que me levanto de la cama para separarme de mi otro cuerpo.
lunes, enero 18, 2010
Llevo los palillos al nigiri de uni (erizo) ante su mirada atenta. Me llevo un pedacito a la boca y de repente:
La playa, olor a sal, tijeras cortando la fina capa del erizo, la voz de mi padre diciendo "¿te gusta?", el calorcito del sol, más niños en las rocas, el sabor en mis labios...
Ella me pregunta si estoy bien, ya que había dejado los ojos entrecerrados unos instantes.
Se me olvidaba que lo mismo que sucede con los olores y su poder evocador, también puede suceder con los sabores.
La playa, olor a sal, tijeras cortando la fina capa del erizo, la voz de mi padre diciendo "¿te gusta?", el calorcito del sol, más niños en las rocas, el sabor en mis labios...
Ella me pregunta si estoy bien, ya que había dejado los ojos entrecerrados unos instantes.
Se me olvidaba que lo mismo que sucede con los olores y su poder evocador, también puede suceder con los sabores.
martes, enero 05, 2010
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