jueves, enero 20, 2005

Ayer me sorprendió leer una nota en un coche aparcado justo delante de la salida de un aparcamiento de un chalet. La acera frente al aparcamiento estaba rebajada y pintada de rojo y blanco. "Cuando pague por la placa municipal yo dejaré de aparcar aquí", decía la nota.
Hay que tener muy mala leche para hacer eso.
Esto me recuerda a una anécdota en Pamplona. En una de las calles del centro sólo cabía una línea de coches aparcados que, por una extraña regulación, se situaba cada semana a un lado de la calle. Las semanas impares al lado izquierdo, las pares al derecho. Un vecino tuvo una trifulca con una aparcacoches por una multa que consideraba injusta y, el domingo a las doce y un minutos de madrugada, ya en lunes, cambió su coche de lado. Según regulaba la legislación de tráfico en la calle. No podían multarle, porque seguía la ley. Fue muy divertido ver a la grúa cambiando de lado a todos los coches a lo largo de la calle.

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