Entras y sales. Y juegas. Y sabes. Y siempre queda alguna sorpresa escondida en alguna esquina. En esta sensación de parálisis psicológico, de control que dejas, tomas, retomas a tu antojo.
Quieres que deje de pensar tanto. Nunca supe dejar de pensar, ni siquiera en silencio, ni siquiera despacio.
Pero lo estoy haciendo.
Dejarse caer es un ejercicio de honestidad, confianza y respeto. Muéstrame qué debo hacer ahora.
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