Este fin de semana he aprendido a volar, nuevas formas de dejarme llevar.
He visto dos atardeceres y un amanecer al lado de una persona con la que no necesito hablar para saber qué es lo que pensamos.
He montado en quad.
He soltado la adrenalina que mi cuerpo podía generar en un día.
Y estoy aprendiendo acerca de lo que quiero, de lo que necesito, de lo que no quiero renunciar. De todo aquello que puedo entregar y aquello que es mío y sólamente mío.
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