lunes, julio 26, 2004

Debido a la confusión producida con el post anterior y de cerciorarme de que he herido algún que otro orgullo macho, he decidido introducir varias aclaraciones:
- Me parece genial la técnica de ligoteo de mirar. Incluso aquella de arrimar la cebolleta en el transporte público. Siempre y cuando la víctima quiera. A mí también me gusta mirar a las chicas guapas por la calle.
- El hecho de que m gusten las mujeres no quiere decir que no me gusten los hombres. Ni que quiera exterminarlos de la faz de la tierra. soy lesbiana porque no logro enamorame de ellos. Eso no quiere decir que los odie.
- La palabra clave del post anterior es ACOSO.

¿Cuál es la línea entre mirar y acosar? Molestar a la víctima.
El post anterior no trataba sobre los cientos de miles de personas que en esta ciudad se giran al ver un/a chico/a guapo/a, sino sobre aquellos que incomodan a la otra persona. Sobre aquellos que son advertidos de que producen esa incomodidad y, pese a ello, continúan molestando. En definitiva, trata de los que confunden un no con un sí.
Nada más lejos de mi intención el ofender a los hombres que leen esta página que no molestan a nadie y simplemente disfrutan de la compañía de las mujeres.

Anécdota sobre miradas (desde el otro lado, o sea, mi amigo I).
La chica se giró, haciéndose la interesante:
- ¿Y tú? ¿Por qué me miras?
- ¿Yo? Yo no te estaba mirando.
-Claro que me estabas mirando. Yo te vi mirándome.
-Entonces eras tú quien me miraba a mí.

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