Hay días en los que uno debería meterse en la cama y dormir hasta que se haga de noche sin dirigirse al resto del universo para evitar miles de catástrofes mundiales, trastornos de comunicación, guerras imprevisibles, reuniones interminables, informes estúpidos y broncas absurdas.
Pues bien. Hoy es uno de esos días.
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