Lin, uno de mis compañeros de trabajo, se marchó las vacaciones pasadas a Shangai. Allí viven sus padres. Allí ha dejado a su hijo.
La mentalidad de los orientales es muy distinta a la nuestra o a la de los inmigrantes latinos. No llevan su familia donde van, sino que prefieren ahorrar en menos años para estar de vuelta lo antes posible. Otro compañero de trabajo chino acaba de tener un hijo y ya lo ha enviado a China. Como él dice : "Mejor hijo con mis padres. Si mi hijo aquí, mi mujer no trabajo, sólo cuida hijo".
Lin esperaba con impaciencia el regreso a su ciudad para poder ver de nuevo a su hijo, tras dos años de arduo trabajo en Madrid. Para ahorrar un dinero para darle a su hijo una educación, para comprar una nueva casa más bonita, para establecer su futuro negocio.
Cruzó la puerta buscando al pequeño. Pero el niño no le reconoció al verle. Lin se acercó a él, con un regalo en la mano: "Hola, soy papá". Su hijo, aterrorizado ante un hombre desconocido, se agarró a la pierna del abuelo y sólo atinó a decir: "Tú no papá".
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