jueves, mayo 06, 2004

Voy a dejar de lamentarme , de darme de cabezazos contra las paredes.


Ayer, pese a la resaca del fracaso (una extraña sensación de ahogo oprimiéndome el pecho) fue un buen día.
Me reencontré con una compañera de facultad a la que hacía demasiados años que no veía. Una de estas personas que sonríen con la mirada. Y vaya abrazo. Ella no paraba de repetir que la vida es maravillosa por las sorpresas que te brinda mientras yo pensaba en el efecto ansiolítico-antidepresivo que me producían sus palabras. Nunca la vida le irá mal. Porque siempre lleva la cabeza alta, porque mira sus obras con orgullo, porque trata de encontrarle la salida a las encerronas.
Fue un buen día porque la vida sí es maravillosa. Hace tiempo que quería haber hablado con ella y precisamente trabaja a dos calles de mi empresa. Podríamos habernos cruzado eternamente, como en "Los amantes del Círculo Polar", pero precisamente nos encontramos en el momento preciso en el que yo más necesitaba sentir su calidez cercana.
Fue un buen día porque recibí muestras de apoyo de gente que no esperaba.
Fue un buen día porque ELLA me abrazó, me consoló y me mostró que los hechos son tan horribles como uno quiera verlos.
Fue un buen día porque lo importante sigue en su sitio, aunque el techo de nuestra casa tenga goteras.

("que la pena dura tanto como quieras tú seguir llorando..." ) . Cambié de canción de Los Piratas. Qué pena que se hayan separado.

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